Yes, he can
El Correcaminos siempre gana al Coyote. Así ha llevado Hillary Clinton la larga votación de los demócratas -como ilustraba un editorial de The Economist- corriendo detrás de un Obama que se ha vuelto imparable. Esta noche Hillary ha mirado al suelo y se ha visto como el Coyote: corriendo sobre la nada.
Conseguidos más de los 2.118 avales necesarios, ahora es él. Él, que ha roto todas las barreras raciales y se ha convertido en el primer candidato negro en llegar a la Casa Blanca. Él, que representa el cambio, la ilusión y la confianza para muchos, tiene todavía muchas trampas que esquivar y dudas que despejar.
Lo más inmediato; falta por ver que los apoyos de Hillary se van a materializar en votos para Obama y no en rencores a favor del republicano McCain, y si la sociedad estadounidense está realmente preparada para el cambio.
La atención mundial se tornará sobre Obama si gana el próximo 4 de noviembre. Y es que, en esta coyuntura actual, un giro en la presidencia de Estados Unidos puede cambiar el cauce de la realidad.
Sabemos que está en contra de la guerra de Irak; pero no cómo va a hacer sacar a sus tropas de un Estado ya fallido y dependiente de la presencia internacional para no caer en guerra civil. Sabemos que pretende abrir las relaciones con Cuba; pero no contempla el levantamiento del embargo... Y así con todo.
McCain aparece como una continuidad en las formas y en el fondo. Obama puede romper esquemas, en apariencia y en esencia. Y es ese el equilibrio que el senador de Illinois tiene que guardar, entre la seguridad de lo conocido y el riesgo de lo nuevo, al menos hasta ser nombrado presidente de Estados Unidos. Porque sabemos que quiere cambiar cosas pero no sabemos cómo. Sabemos que la gente le apoya pero no sabemos hasta qué punto. Y es que ahí está la clave. Él está preparado para el cambio pero... ¿lo está realmente la sociedad americana?.
Conseguidos más de los 2.118 avales necesarios, ahora es él. Él, que ha roto todas las barreras raciales y se ha convertido en el primer candidato negro en llegar a la Casa Blanca. Él, que representa el cambio, la ilusión y la confianza para muchos, tiene todavía muchas trampas que esquivar y dudas que despejar.
Lo más inmediato; falta por ver que los apoyos de Hillary se van a materializar en votos para Obama y no en rencores a favor del republicano McCain, y si la sociedad estadounidense está realmente preparada para el cambio.
La atención mundial se tornará sobre Obama si gana el próximo 4 de noviembre. Y es que, en esta coyuntura actual, un giro en la presidencia de Estados Unidos puede cambiar el cauce de la realidad.
Sabemos que está en contra de la guerra de Irak; pero no cómo va a hacer sacar a sus tropas de un Estado ya fallido y dependiente de la presencia internacional para no caer en guerra civil. Sabemos que pretende abrir las relaciones con Cuba; pero no contempla el levantamiento del embargo... Y así con todo.
McCain aparece como una continuidad en las formas y en el fondo. Obama puede romper esquemas, en apariencia y en esencia. Y es ese el equilibrio que el senador de Illinois tiene que guardar, entre la seguridad de lo conocido y el riesgo de lo nuevo, al menos hasta ser nombrado presidente de Estados Unidos. Porque sabemos que quiere cambiar cosas pero no sabemos cómo. Sabemos que la gente le apoya pero no sabemos hasta qué punto. Y es que ahí está la clave. Él está preparado para el cambio pero... ¿lo está realmente la sociedad americana?.
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