De necedades y realidades
Al otro lado del teléfono ser fuerte parece más fácil. Mientras él habla, tú preparas el ordenador, subes la regleta del teléfono, activas el micrófono y haces click para empezar a grabar. Un folio con un montón de preguntas bien estructuradas. Escuchas, en silencio, y las realidades se empiezan a confundir. Él, encadenado, habla con la atroz fatiga de la desesperación. Yo, sentada, suelto el bolígrafo y mis preguntas dejan de tener sentido. Él, en la quimera del creer. Yo, en lo mezquino de tener. Él, con su sinceridad, dilapidó mis intenciones. Yo, con mi osadía, abrí una ventana sin esperanza en las tinieblas que le rodean. Él llora. Yo, lloro. La cabina se hace absurda. Y más absurda es la necedad de saber que yo me iré. Me iré a dormir. Y, mientras, él se quedará esperando.
1 comentarios:
A las 26 de junio de 2007, 18:54 , David Martos ha dicho...
Es una de las cosas más emocionantes que pueden pasar en un medio de comunicación... Que haya comunicación entre dos personas... Comunicación emocional...
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